miércoles, 30 de noviembre de 2011

Es cierto, es poco probable que la crisis económica actual genere otra cosa que ansiedad, malestar y empobrecimiento entre los ciudadanos. Es una época depresiva para la economía y para los individuos, por lo que es comprensible que el miedo y el egoísmo prevalezcan.

Sin embargo, la crisis hace también que más gente esté dispuesta a aprender y buscar soluciones inteligentes, altruistas e innovadoras a los problemas. Bajo ciertas condiciones, una recesión económica puede favorecer la aparición de conductas altruistas y prosociales entre los individuos. Cuenta la revista Ode Magazine (mayo 2009) el caso de un hospital de Boston que evitó el despido de 400 trabajadores gracias a las miles de ideas para reducir costes planteadas por los propios trabajadores, o el de un grupo de bomberos que decidió trabajar varios días gratis a la semana para evitar el despido de seis de sus compañeros. En todas partes del mundo hay personas que están reduciendo su jornada laboral para compartir el trabajo con otros compañeros o reduciendo sus salarios y bonos para evitar despidos. La empatía, la solidaridad y el altruismo pueden florecer en situaciones de recesión económica si la sociedad está preparada para ello.

Numerosas comunidades, organizaciones e individuos han optado también por reducir su huella ecológica. El comportamiento verde es, además de inteligente y eficiente, un comportamiento prosocial, que genera bienestar entre los individuos y comunidades que lo llevan a cabo. Empresas muy diversas han ideado maneras ingeniosas de reducir su consumo innecesario. Comunidades en todo el mundo está mejorando la eficiencia energética de bloques de edificios, generando un ahorro económico significativo y contribuyendo a la creación de nuevos puestos de trabajo.

El sociólogo Ulrick Beck afirma que la seguridad es lo que más importa a la gente de la calle. Los valores postmaterialistas en una sociedad se debilitan con la inseguridad económica. Pero el pesimismo actual no debe cegarnos ante el enorme potencial creativo y altruista de los individuos. La crisis económica puede dar lugar a innovaciones sociales inteligentes y empáticas en todos los ámbitos. La conducta empática puede favorecerse incluso en periodos de crisis, con consecuencias positivas para el bienestar de la sociedad. Como afirma el investigador del comportamiento Keith Campbell “si tienes una sociedad donde la mayoría de las personas son narcisistas, la cosa estalla, implosiona” (Boston Globe, octubre de 2010). Esto también puede ser cierto en la salida de la crisis.